El drenaje linfático como terapia y lo que conocemos como sistema linfático tiene raíces antiguas desde el 460 a.C., cuando Hipócrates descubrió unos conductos que llevaban “sangre blanca”. Pero no ha sido hasta hace relativamente poco tiempo (1930), cuando el matrimonio Vodder desarrolló un masaje que se realizaba sobre los ganglios linfáticos, para tratar a personas con problemas pulmonares crónicos. Seis años después, presentaron esta terapia con el nombre de Drenaje Linfático Manual.
– ¿Qué es?
Es una técnica que se realiza manualmente con movimientos muy suaves, lentos y repetitivos que deben ser realizados en la dirección correcta, siguiendo la corriente de los conductos linfáticos.
Estos movimientos ayudan a mejorar la circulación de la linfa, mejorando así también cuadros edematosos, inflamación y retención de líquidos orgánicos. Además ayuda a reforzar el sistema inmunológico y es muy beneficioso para el sistema nervioso.
– Indicaciones:
* Edemas * Celulitis * Artrosis, artritis
* Varices * Piernas cansadas o hinchadas * Hipertensión
* Fibromialgia * Migrañas, dolor de cabeza, vértigo * Hipotiroidismo
* Acné * Afecciones del aparato digestivo * Ansiedad y estrés.
* Hematomas * Edema por problemas renales * Edema premenstrual
– Beneficios drenaje linfático manual
Regula el equilibrio hídrico del organismo
Mejora el funcionamiento del sistema linfático
Mejora la circulación de retorno.
Depura el organismo.
Tiene efecto sedante en el sistema nervioso.
Baja la presión sanguínea.
Estimula la función renal y el sistema inmunológico.
– Contraindicaciones en casos de:
* Infecciones e inflamaciones agudas. * Edemas por insuficiencia cardíaca.
* Flebitis o tromboflebitis. * Hipertirodismo.
* Asma
* Hipotensión.
Cualquier persona que padezca alguna de las afecciones indicadas anteriormente, es recomendable que se someta como mínimo a un drenaje linfático manual por semana.
Inmaculada Soto Pérez
Técnico Superior en Documentación Sanitaria de Adelgar