Es un fruto de forma esférica, tamaño pequeño, de color amarillo o anaranjado. La pulpa tiene una textura fibrosa y en su interior contiene una semilla leñosa. Posee un sabor dulce.
Nos aporta pocas calorías ya que la mayor parte de su composición es agua. Le siguen los carbohidratos y prácticamente nada de proteínas ni grasa. Contiene bastante fibra que ayuda a regular el tránsito intestinal, a regular el colesterol y el azúcar en sangre, a sentirnos más saciados, etc.
Dentro de las vitaminas destacan la C, el ácido fólico y beta-carotenos. En cuanto a los minerales se encuentran el calcio, potasio, magnesio, fósforo, etc.
Los albaricoques maduros también contienen taninos, que poseen propiedades astringentes, antiinflamatorias y antioxidantes.
Esta fruta nos ayuda a mantener en buen estado nuestras estructuras corporales como la piel, mucosas, huesos, etc.
También es diurético ayudando a eliminar los líquidos retenidos, a controlar la tensión, etc.
Aporta antioxidantes que nos protegen de la acción de los radicales libres que causan enfermedades degenerativas, son los responsables del envejecimiento, etc.
Su aceite se utiliza para proteger y cuidar la piel.
Se puede comer como fruta fresca pero también podemos encontrar mermelada, albaricoque en almíbar, etc.
Noemí Rodríguez Palacios
Dietista de Adelgar
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética