Es un fruto originario de Europa meridional. La mejor época para comprarlo es durante el otoño y el invierno.
Posee un tamaño medio, forma redondeada, es de color amarillo cuando está maduro y su pulpa es dura y aromática.
No se suele consumir en crudo ya que presenta un sabor agrio y es muy astringente. Se puede comer asado, aunque lo más normal es hacer dulce de membrillo, mermeladas, compotas, pudín, o incluso en algunas zonas se emplea para fabricar vino. En España lo normal es comer el dulce de membrillo y se suele acompañar con queso de Burgos o nueces.
El componente mayoritario del fruto es el agua, por tanto posee pocas calorías. Le siguen los carbohidratos ya que proteína y grasa apenas tiene; y destaca el contenido en fibra.
Dentro de las vitaminas se encuentran la C, la A y algunas del grupo B. En cuanto a los minerales destaca el potasio, pero también contiene magnesio, calcio, fósforo, etc.
También contiene betacarotenos que le dan ese color característico, taninos que le confieren sus propiedades astringentes, ácido málico, ácido orgánico, etc.
Se debe tener en cuenta que el dulce de membrillo si es un postre calórico, ya que en su composición se han añadido azúcares.
Este alimento nos aporta varios beneficios para la salud. Nos ayuda a regular el tránsito intestinal, presenta propiedades antiinflamatorias, va bien para trastornos gástricos ya que ayuda a aumentar el ph del estómago, rebaja los niveles de colesterol, regula la tensión arterial, previene las enfermedades degenerativas, etc.
El membrillo si lo compramos verde podemos acelerar su maduración dejándolo a temperatura ambiente, y si ya está maduro en el frigorífico envuelto en papel nos aguantará unas semanas.