La sandía es originaria de África, es un fruto de gran tamaño, casi esférico. Por fuera es de color verde y la pulpa es carnosa, jugosa, ligeramente dulce y de color rojo. Contiene por lo general pepitas de color marrón, negras o blancas; aunque también se encuentran sandías sin pepitas.
En cuanto a su composición nutricional, la mayor parte de la sandía es agua; esto en verano es muy importante ya que ayuda a reponer líquidos, calma la sed y hace que sea muy refrescante.
Es una fruta muy adecuada para las dietas de adelgazamiento ya que contiene pocas calorías.
Alrededor de un 6% de su composición son los azúcares responsables de su sabor dulce.
Aporta también citrulina, un aminoácido beneficioso para la síntesis de óxido nítrico, que es un compuesto que regula el tono vascular actuando como vasodilatador, antiaterogénico (anti formador de ateromas o placas de grasa en las arterias) y antitrombótico.
Es una fruta con antioxidantes entre los que destacan la vitamina C y el licopeno, que es el carotenoide que le da el color rojo característico de la pulpa. Ambos son antioxidantes y previenen de las enfermedades degenerativas, cánceres, envejecimiento, etc, además la vitamina C interviene en la formación de colágeno ayudando a cicatrizar heridas o a formar tejido nuevo en roturas de huesos o de ligamentos.
También contiene vitaminas del grupo B entre las cuales cabe destacar la B6 que actúa regulando el sistema nervioso y en el metabolismo de los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas).
Otro beneficio que nos aporta es su contenido en minerales como el potasio, el manganeso, el magnesio, elcalcio, etc.
La sandía es ligeramente diurética por lo que es muy apropiado su consumo para hipertensos, personas con artritis, cálculos renales, gota, etc.
Podemos consumirla de postre como fruta, o tomarla como sopa fría, batido, sorbetes o granizados.
Noemí Rodríguez Palacios
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética