Es un pescado azul por lo tanto graso. Dentro de la grasa abundan los ácidos grasos insaturados y su alto contenido en omega 3, que nos ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, mejora la circulación fluidificando la sangre y evitando trombos, etc.
La cantidad de grasa varia según la época del año, durante el verano la cantidad de grasa es mayor y esto acentúa su sabor.
La sardina es rica en proteínas de alto valor biológico. Es un pescado que aporta alrededor de 150kcal por 100g.
En cuanto a los minerales destacan el calcio, sobre todo si se consume con la espina, también aportan potasio, magnesio, fósforo, yodo, sodio, hierro, etc.
Dentro de las vitaminas destacan sobre todo la D, B6 y B12, pero también contiene vitamina A, E, B9, B3, etc.
Este pescado nos aporta muchos beneficios para la salud.
Ayuda a reforzar el sistema inmunitario.
Aporta nutrientes para mantener en buen estado los huesos, los dientes, la piel, las mucosas, etc.
En mujeres embarazadas es aconsejable su consumo ya que los nutrientes de la sardina intervienen en la formación de glóbulos rojos, síntesis de genes, aportan yodo para un correcto desarrollo del feto, etc.
Ayuda a un buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular.
Las sardinas también contienen muchas purinas, las cuales mediante el proceso metabólico se transforman en ácido úrico, por tanto, personas con hiperuricemia o gota deben limitar su consumo.
Este pescado puede consumirse fresco o enlatado. Se puede cocinar de muchas formas, fritas, asadas, en espetos, barbacoa, escabechadas, a la plancha, etc.
Noemí Rodríguez Palacios
Dietista de Adelgar
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética