La uva es el fruto de la vid. Es redonda globosa y de pequeño tamaño. Puede ser de color negro, morado, amarillo, dorado, púrpura, rosado, marrón, anaranjado o blanco. La pulpa es carnosa y de sabor dulce, y posee una semilla en su interior. Este fruto se presenta agrupado formando racimos.
La mayor parte de la composición de las uvas es agua y fibra. Son ricas en carbohidratos que son los que le confieren ese sabor dulce y el contenido en proteínas y lípidos es escaso.
Dentro de las vitaminas destacan el ácido fólico y la vitamina A, pero también hay otras en menor cantidad del grupo B y vitamina C. En cuanto a los minerales se encuentran el potasio, hierro, fósforo, calcio, magnesio, sodio, etc.
Se encuentran también otras sustancias que son antioxidantes como los polifenoles, taninos y flavonoides.
Las uvas se caracterizan por su poder antioxidante, el cual nos ayuda a combatir los signos del envejecimiento, a evitar padecer enfermedades cardiovasculares, degenerativas, cánceres, etc.
También nos refuerzan el sistema inmune y es una fruta revitalizante.
Es un fruto desintoxicante y diurético que ayuda a eliminar los líquidos retenidos y a regular la tensión arterial. Ayuda a eliminar el ácido úrico por lo que puede ser interesante en personas con hiperuricemia o problemas de gota.
Actúa regulando el tránsito intestinal gracias al aporte de fibra. Para beneficiarnos de esta propiedad se debe consumir la uva con la piel y la pepita.
Puede ser interesante para prevenir la osteoporosis, la anemia, para mantener en buen estado la visión, la piel y las mucosas.
Personas diabéticas no deben comer uvas en exceso por su contenido en azúcares.
Noemí Rodríguez Palacios
Dietista de Adelgar
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética