También conocido como miel de agave o néctar de agave es un jugo vegetal dulce extraído de las hojas o pencas del agave, planta parecida al cactus o al aloe vera. Originaria de América tropical y subtropical y del Caribe, existen una amplia variedad de especies, pero la producción del sirope procede principalmente del agave azul y el agave maguey.
Para su elaboración se corta la planta cuando ha crecido durante 7-10 años y se extrae la primera savia, denominada aguamiel y consumida por los nativos como bebida refrescante. Si la savia se fermenta se obtiene el pulque, bebida alcohólica tradicional de México. Si la savia pasa por un proceso enzimático donde se descomponen los carbohidratos en azúcares simples, se filtra y se concentra, es cuando se obtiene el sirope de agave, un líquido con textura parecida a la miel.
El sirope de agave, presenta un gran poder endulzante, mayor al del azúcar común, debido a su composición de fructosa en un 70% y glucosa en un 25% y mayor cantidad de calorías que el azúcar. Debido a su potente sabor y aroma, la cantidad a añadir en los platos y alimentos disminuye.
Nutricionalmente es similar al azúcar común, pero la diferencia es que el sirope de agave posee un bajo índice glucémico, no causando un aumento tan drástico en los índices de glucosa como provoca el azúcar. Éste al tener un índice glucémico mayor hace que sintamos hambre pronto puesto que se digiere rápido, sin embargo los preparados con sirope de agave hace que nos sintamos llenos más tiempo.
Cabe señalar que hay algunos siropes de agave muy refinados y su composición termina siendo 100% fructosa, por lo que no se podría hablar de su riqueza y beneficios de fructooligosacáridos (abundante en la planta, con propiedades prebióticas, que mejoran el tránsito intestinal y refuerzan el sistema inmune). Cuantos menos procesos químicos sufra la planta, más natural será el resultado.