Los trastornos de conducta alimentaria (TAC) se han convertido en la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los adolescentes según señala la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
La realidad es que el 70 % de los adolescentes españoles no se siente a gusto con su cuerpo, 6 de cada 10 jóvenes creen que serían más felices si estuvieran más delgadas y cerca del 30 % revelan conductas patológicas.
Los más pequeños tampoco permanecen a salvo de esta amenaza. De hecho, los estudios ponen de manifiesto que estos trastornos aparecen a edades más tempranas. Tan solo en los 4 últimos años los TAC se han incrementado en un 15 % entre los menores de 12 años.
Como padres, es fundamental permanecer atentos a los comportamientos de nuestros hijos para detectar cualquier problema. Pero, ¿cómo averiguar si tu hijo sufre un trastorno alimenticio? Te lo contamos.
¿Qué es un trastorno de la alimentación?
Un trastorno alimentario es una afección mental que provoca que las personas desarrollen hábitos de alimentación alterados. Las personas que lo padecen suelen mostrar una obsesión por su apariencia física, su peso y su figura haciendo que restrinjan la ingesta de alimentos tomando decisiones poco saludables que implican consecuencias a nivel físico y mental.
No es cuestión de la dieta, sino de la dependencia que adquiere la persona respecto a los alimentos para hacer frente a emociones, sentimientos y vivencias complicadas. Este tipo de trastornos terminan por apoderarse de la vida del paciente y de las personas que le rodean.
Por ello, es clave detectar los TAC a tiempo para poder brindar la ayuda necesaria para superarlo.
Entre los principales tipos de trastornos de la conducta alimentaria están:
Anorexia
Restricción severa de las calorías con el objetivo de perder peso. Las personas que padecen este trastorno sienten un miedo irracional profundo a engordar.
Bulimia
Atracones que llevan a hacer una ingesta desmedida de alimentos para después compensar el exceso induciendo el vómito, consumiendo laxantes, ayunando o realizando ejercicio en exceso.
Trastorno por atracón
Comer compulsivamente con regularidad y sin control ninguno, pero sin posterior comportamiento de purga. Estos trastornos suelen derivar en sobrepeso y obesidad infantil.
Cómo saber si un niño sufre un trastorno alimentación: signos de alarma
Los síntomas derivados de los TAC pueden variar de un paciente a otro. No obstante, hay una serie de signos de alerta que podemos observar en un niño y que nos ayudarán a averiguar si ha desarrollado o está comenzando a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.
Ejercicio
Realiza ejercicio de forma compulsiva o excesiva.
Alimentos sin aumento de peso
Consumo de grandes cantidades de alimentos sin que se aprecie un aumento de peso.
Comportamientos extraños
Comportamiento extraño respecto a la comida como, por ejemplo, su deseo por utilizar ciertos cubiertos o trocear la comida en porciones pequeñas.
Soledad
Rehúsa asistir a comidas familiares y comienza a comer solo o a escondidas.
Baño tras comer
Visita el baño tras cada comida.
Obsesión
Se pesa continuamente y muestra una actitud obsesiva con los kilos.
Aislamiento
Aislamiento social, irritabilidad, enfado, insomnio, autolesiones o cambios de humor intensos.
Estacamiento
Estancamiento del peso o peso anormal (alto o bajo).
Agotamiento
Agotamiento físico.
Mala salud
Dolor de estómago, desmayos o infecciones bucales.
¿Qué hago si detecto que mi hijo tiene un trastorno alimentario?
Si notas cualquiera de estos síntomas de trastorno alimentario en tu hijo o en un familiar cercano, el primer paso que debes dar es hablar con él para intentar que se abra contigo y te cuente qué le sucede.
Quizá esta conducta derive de alguna situación angustiosa que esté viviendo como presiones de cierto tipo, acoso o abusos. Es importante que trates de entender por qué está así y no adoptes una actitud de reproche o crítica.
El segundo paso es buscar ayuda médica especializada para apoyar a tu hijo y evitar que el trastorno empeore.