A menudo relacionamos comer fuera con volver a casa con unos kilos de más. Pero, ¿es posible comer fuera sin engordar? Te damos los trucos definitivos.
Comer fuera sin engordar: ¿sueño o realidad?
Tendemos a creer que comer fuera es sinónimo de engordar. Sin embargo, no tiene por qué ser así.
Con el paso del tiempo, los hábitos de consumo han cambiado y cada vez son más las personas que apuestan por un estilo de vida más saludable, por una filosofía más healthy.
De hecho, esta tendencia es compatible con comer fuera de casa, porque ese cambio de hábitos en los consumidores ha propiciado que cada vez tengamos más lugares en los que comer sano fuera de casa.
Por ejemplo, en los locales veganos y vegetarianos, se puede comer fuera al mismo tiempo que cuidamos la línea. Pero si comemos en su justa medida, podremos salir a comer a prácticamente cualquier tipo de restaurante.
Por ejemplo, se puede combinar una pizza pequeña con una ensalada, decidir tomar un pescado al horno, unas verduras asadas con un solomillo, etc. Hay muchos platos ricos y saludables, es cuestión de optar por las opciones más ligeras.
Por lo tanto, podemos comer fuera de casa sin engordar siempre y cuando:
Comamos con cuidado
Compensemos los excesos con actividad
Es decir, a la hora de salir a comer, debemos comer en su justa medida, evitando los excesos innecesarios y los platos más calóricos, como los postres.
También es importante tener cuidado con el alcohol, dado que tiene muchas calorías y puede afectar a nuestro peso. Es decir, si salimos, comemos poco pero tomamos un par de copas, estaremos consumiendo muchas calorías.
¿Es el deporte la mejor solución frente a los excesos?
Sí. Aunque recomendamos evitar los excesos cuando comemos fuera de casa y tratar de seguir la dieta mediterránea, el mejor complemento para los días que comemos de más pasa por hacer algo de deporte.
Por ejemplo, caminar al menos 30 minutos cada día, hacer natación o apuntarse a una actividad como yoga, zumba, etc. Dependiendo del ritmo calórico que ingiramos, deberemos aumentar más nuestra actividad física, para contrarrestar el exceso.