Nuestra cara está expuesta a factores externos como son el sol, el frío, el aire, la contaminación, etc.; y también influye nuestra alimentación en su aspecto.
Es importante cuidar nuestra piel de infecciones o enfermedades y eliminar las toxinas. Debemos limpiarla diariamente, desmaquillarnos correctamente en el caso de las mujeres, pero también es necesario hacerse una higiene facial para eliminar impurezas y limpiarla más en profundidad.
Cuando realizamos una higiene facial retiramos las células muertas y la suciedad que obstruye los poros. Se extraen los puntos negros, los milium, la suciedad o infección ocluida, etc.
Lo primero es limpiar la cara con agua tibia y jabón neutro. Esto nos ayuda a quitar la suciedad más superficial y a abrir los poros.
Luego realizamos una extracción mecánica de la suciedad más interna, eliminando los puntos negros, etc.; y después una exfoliación suave, en la cual utilizaremos un producto acorde con el tipo de piel de cada persona.
A continuación se aplica una mascarilla unos 10 o 15 minutos, y transcurrido el tiempo, se aplica un tónico que ayude a cerrar los poros.
Para terminar se hidrata la piel con una crema determinada para cada tipo de piel.
Con este tratamiento nuestra piel adquiere un aspecto más fresco, rejuvenecido y más bello.
Deberemos repetirla con la frecuencia que la especialista nos recomiende para seguir manteniendo nuestra piel en buen estado, y utilizar diariamente los productos más adecuados para nuestro tipo de piel, ya sea mixta, grasa o seca.
Noemí Rodríguez Palacios
Dietista de Adelgar
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética