Con el paso de los años cada vez reímos menos, esto se debe a que en la edad adulta hay más problemas, obligaciones, el estrés de la vida diaria, etc. Sin embargo, la risa mejora nuestra salud y nos protege de enfermedades como la depresión.
La risa activa el sistema respiratorio, cardiovascular y neurológico, y se liberan endorfinas facilitando la vasodilatación de las arterias mejorando la circulación sanguínea y reduciendo la arteriosclerosis y la hipertensión.
Además cuando nos reímos la liberación de las endorfinas nos produce un estado de bienestar y optimismo, liberando tensiones y alejándonos de la depresión.
La risa aumenta los niveles del “colesterol bueno” y potencia la actividad de los linfocitos que actúan ayudando al sistema inmunológico. En las mujeres menopáusicas mejora también el impacto de los cambios hormonales.
Tiene efecto rejuvenecedor debido a que levanta nuestro ánimo y nuestro estado de salud. Estira los músculos de la cara tonificándolos, aparte de que aumenta la oxigenación de nuestra piel y tejidos.
Cuando nos reímos se ponen en marcha unos 400 músculos del organismo lo que ayuda a quemar calorías, la columna se estira, se estimula el bazo, se despejan los oídos y la nariz, los ojos se limpian y lubrican, el diafragma realiza movimientos que favorecen la digestión y la eliminación de toxinas, etc.
La risa nos hace ser más receptivos y ver el lado positivo de las cosas, reduciendo el estrés y aliviando los estados de desánimo. También ayuda en personas con insomnio facilitando el sueño y el descanso.
Pocas cosas son más placenteras que la risa y como hemos podido comprobar nos aporta grandes beneficios para la salud, por lo tanto…
¡A reír con ganas!