El estrés ha sido siempre una respuesta natural y necesaria del organismo para la supervivencia ante situaciones que se perciben amenazantes. Una vez que esa situación pasa los niveles hormonales que se han disparado deben volver a la normalidad. Pero en nuestra sociedad actual mantenemos ese estrés constante ante situaciones que nos parecen “peligrosas… – como perder el autobús…” provocando así un estado de alerta (taquicardia, mayor secreción de adrenalina, cortisol, etc) que si se mantiene más tiempo del necesario, es muy perjudicial para la salud.