El dolor muscular de aparición tardía (DOMS), nombre científico de las famosas agujetas, es una sensación de dolor en los músculos y articulaciones provocada por un sobreesfuerzo muscular. Se llaman así porque el dolor que aparece es parecido a cuando nos clavamos una aguja.
Un sobreesfuerzo muscular, por supuesto cuando no estamos acostumbrados, provoca la rotura de las fibras musculares produciendo así una inflamación en el músculo que más hayamos forzado. Es esta inflamación la que provoca el dolor, a veces muy agudo.
En la mayoría de ocasiones, las agujetas son debido a la falta de costumbre de realizar ejercicio físico, si nos mantenemos en forma, realizando alguna actividad diaria o al menos dos o tres veces por semana, podemos evitar estos molestos dolores.
Antes se creía que el dolor se producía por un acumulo de ácido láctico en el músculo (producido por la actividad física) y que ese ácido, al solidificarse se cristalizaba y producía el dolor. Esta teoría no ha podido ser demostrada, la mayoría de estudios revelan que el ácido láctico desaparece poco después de la práctica deportiva, por tanto hoy por hoy es la teoría de la rotura de las fibras musculares la que tiene más fuerza.
Además lo que ocurre durante ejercicios intensos es que el metabolismo oxidativo no produce ATP tan rápido como lo demanda el músculo. Como resultado la glucólisis se transforma en el principal productor de energía y puede producir ATP a altas velocidades. Debido a la gran cantidad de ATP producido e hidrolizado en tan poco tiempo, los sistemas buffer de los tejidos se ven agotados, causando una caída del pH y produciendo acidosis. Éste es uno de los factores, entre tantos, que contribuye al dolor muscular agudo experimentado poco después del ejercicio intenso.
Existen remedios populares que dicen que evitan e incluso hacen desaparecer las agujetas. El más conocido es el agua con azúcar o bicarbonato, pero este remedio en lo único que ayuda es a mejorar la hidratación, ya que haciendo deporte se pierden líquidos y con ellos sales minerales y azúcar, por lo que es recomendable tomar agua o alguna bebida isotónica dependiendo de la intensidad y la duración de la práctica deportiva.
Por tanto lo único que ayuda a evitar las dichosas agujetas es la prevención, así que deberemos practicar deporte de manera habitual, así los músculos serán más elásticos y no se producirán roturas de las fibras musculares. Caminar diariamente, natación, bicicleta, aeróbic o practicar actividades cada vez más extendidas como el yoga, pilates, taichi…son muchas las opciones que nos pueden ayudar a mantenernos en forma.
Aun así, es cierto que aunque nos mantengamos en una buena forma física, a veces realizamos algún esfuerzo más grande de lo habitual o un deporte o ejercicio de mayor intensidad que nos puede provocar agujetas. Aquí tienes algunos consejos para combatirlas:
-Una buena forma de aliviar el dolor es aplicando frío en la zona dolorida con agua, bolsas de hielo o duchas frías.
-Si el dolor es muy agudo y nos dificulta seguir con la tarea diaria podemos tomar algún analgésico o antiinflamatorio, aunque se recomienda no recurrir a los fármacos. Mejor recurso es tomar algún medicamento homeopático.
-Los masajes también pueden ayudarnos, éstos disminuyen la tensión acumulada y alivian el dolor. Aunque un exceso de manipulación en la zona afectada puede ser a veces contraproducente si no se sabe bien el origen del dolor. Por lo que hay que ponerse en manos de profesionales del masaje que sabrán como actuar.
–Realizar estiramientos antes y después de la práctica deportiva es una buena forma de prevenir las agujetas
En resumen, lo más importante es la prevención de las agujetas, debemos aumentar nuestra actividad física, pero ya no sólo para evitar las agujetas, sino porque es un hábito muy saludable e imprescindible para mejorar nuestra calidad de vida.
Y si sufrimos las molestas agujetas, no debemos desanimarnos ni coger miedo al deporte, sólo debemos seguir entrenando y esperar que pasen ya que como mucho el dolor dura 48 horas.