Es el fruto de la zarza (Rubus fructicosus), procede de Asia aunque actualmente se cultiva en todo el mundo en climas templados. Existen más de 300 especies que varían de color, tamaño y sabor. La más común es la mora silvestre que además resulta ser la más dulce y la más negra de todas y se encuentra en los bosques europeos.
Es una fruta carnosa formada por la unión de numerosos frutos redondos y negros con matices rojos.
En cuanto al valor nutritivo, el componente mayoritario después del agua son los hidratos de carbono, su aporte calórico es bajo y destaca el contenido en pectina (fibra soluble) que reduce el colesterol en sangre y controla los niveles de glucemia y ayuda a mejorar el transito intestinal. En cuanto a las vitaminas destaca la vitamina C, que aumenta las defensas, la vitamina A, que protege la piel y la vista y el ácido fólico, cuyas necesidades aumentan en los procesos de división celular como el embarazo, y en pequeñas cantidades la B1, B2, B3 y B6.
De los minerales destaca el calcio, el hierro y el potasio que gracias a sus propiedades reconstituyentes contribuyen a mejorar la salud de huesos, cerebro, etc.
Pero lo que realmente cabe destacar de las moras son los pigmentos naturales que contienen (antocianósidos, carotenoides) de gran poder antioxidante, retrasando el envejecimiento y reforzando el sistema inmunitario. Además contienen una sustancia llamada “pterostilbene” que ayuda a reducir el colesterol y regula la glucosa en sangre.
Cuando las moras están verdes, al igual que otras frutas, son muy ricas en taninos, con unos compuestos que tienen acción astringente, sin embargo cuando están maduras, los taninos disminuyen y son laxantes, tónicas y depurativas.
Las moras son alimentos muy frágiles, ya que soportan mal el calor, las manipulaciones y el transporte. Se recomienda recolectarlas por la mañana, ya que están más azucaradas y se conservan durante más tiempo. Se debe evitar su exposición al sol o dejarlas mucho tiempo a temperatura ambiente. En la nevera se conservan durante algunos días, se pueden congelar enteras o trituradas.
Se pueden disfrutar como fruta fresca, en mermelada, en la famosa tarta de queso con mora, en zumo y se pueden utilizar para hacer helados, postres, mermeladas, confituras, etc.
En resumen, las moras son valiosas porque aumentan las defensas, combaten el estreñimiento o son laxantes según su maduración, retrasan el envejecimiento y evitan la oxidación prematura del organismo, reducen el colesterol y regulan la glucosa en sangre, son depurativas, tónicas, reconstituyentes, etc. Y además nos puedes resultar gratis si las recolectamos en nuestros bosques mientras paseamos al aire libre.