¿Te has preguntado alguna vez cuál es el origen de las dietas, y por qué tras muchos años de investigación, siguen siendo el principal instrumento para reducir el sobrepeso?
En este artículo te contamos el origen de las dietas y del ayuno intermitente.
En la actualidad, estamos viviendo la llamada “epidemia” de obesidad a nivel global, lo que la convierte en un problema de salud pública a nivel global al incrementar el riesgo de padecer enfermedades crónicas de tipo metabólico, musculo esquelético, digestivo, cardiovascular, respiratorio y hasta algunos tipos de cáncer.
El origen primario de este problema es un desequilibrio energético en la ingesta-gasto de energía, pero, en realidad, la etiología es multifactorial donde se ven implicados factores genéticos, sociales, psicológicos y ambientales; lo que convierte al manejo de este problema en un reto continuo por parte del personal sanitario.
La mayor parte de estrategias se enfocan en la reducción de la ingesta calórica (a través de las llamadas “dietas”) y al incremento del gasto a través del ejercicio.
Una “dieta” es el conjunto y cantidades de los alimentos o mezcla de alimentos que se consumen habitualmente ó el conjunto de sustancias alimenticias que componen el comportamiento nutricional de los seres vivos.
El estudio de las dietas actuales se vino desarrollando desde principios del Siglo XX en ensayos que tenían que ver con manipulaciones dietéticas que afectaban el desarrollo de cáncer y el incremento en la longevidad.
En la década de 1930 se creó el concepto de “restricción calórica continua”, que hace referencia a la reducción del aporte de calorías en la dieta y en la década de 1940 varios investigadores comunicaron que la restricción calórica “retrasa o previene la aparición de patologías relacionadas con la edad”. Este tipo de dieta se ha convertido en parte de la terapia inicial en un tratamiento para sobrepeso/obesidad, asociada a un programa de ejercicio y de mejora del factor psicológico.
Desde 1950 hasta 1980, se investigaron también métodos de control de los periodos de alimentación, entre los que se encuentra la alimentación intermitente, que es una alternativa de la restricción calórica continua en el tratamiento de sobrepeso/obesidad; ya que la adherencia a este tipo de dieta suele ser complicada en algunos pacientes porque la ingesta de alimentos debe limitarse todos los días.
El término “ayuno” hace referencia a la “limitación o abstinencia del consumo de alimentos durante un periodo concreto de tiempo, que promueve el uso de las energías procedentes de las fuentes de reserva primarias sin inducir malnutrición o inanición”. El ayuno, como práctica, ha existido desde la antigüedad por diversos motivos culturales/médicos (Hipócrates en la Grecia antigua) y religiosos (islamismo, judaísmo, cristianismo y budismo) y sus posibles beneficios para la salud física y espiritual ya fueron mencionados en antiguas civilizaciones. Desde finales del siglo XIX hay reportes médicos sobre los resultados del ayuno prolongado sobre la salud y desde 1915 ya existen reportes sobre su uso como tratamiento en pacientes con obesidad.
En 1963, el investigador Christian de Duve desarrolla el concepto de “autofagia” al descubrir unos orgánulos dentro de las células llamados lisosomas, los que forman parte del sistema de digestión celular a través de enzimas digestivas, reciclando sustancias de desecho. La célula reutiliza las sustancias resultantes de este proceso como combustible o para formar nuevas moléculas influyendo así en el crecimiento y supervivencia de la célula; asimismo, estos lisosomas cumplen una función esencial en la defensa del organismo contra bacterias y virus.
