La importancia del ejercicio físico para los niños: 5 razones

Ya sabes que, sin salud, nada tiene sentido. Todos queremos que nuestros hijos y nietos sean personitas sanas y con una larga vida por delante. Para conseguirlo, el ejercicio físico debe formar parte de su rutina diaria.

El deporte les ayudará a mantener unos huesos y músculos fuertes, a mejorar la flexibilidad de las articulaciones, a desarrollar el sentido del ritmo y el equilibrio, a mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, a controlar la grasa corporal y a reducir el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad infantil. Casi nada ¿verdad?

Y, por si esto fuera poco, según anunció recientemente el Instituto Americano de Investigación del Cáncer practicar deporte puede reducir la cantidad de diagnósticos de cáncer en un 50 %. Asimismo, la actividad física también ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y diabetes.

El ejercicio en la infancia y en la juventud estimula el crecimiento del cerebro y mejora el rendimiento cognitivo. También facilita el aprendizaje de los niños y fomenta la concentración. Esto se debe a que la actividad física estimula la neurogénesis, es decir, el nacimiento de nuevas neuronas, y mejora la plasticidad del cerebro.

Por este motivo, desde los colegios e institutos se fomenta la asignatura de actividad física y el espacio de recreo para que los niños puedan correr, saltar y jugar. Todo este movimiento resulta esencial a corto y largo plazo para el rendimiento en el aula.

Los niños y adolescentes que practican actividad física durante el día duermen mejor. El descanso es fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de los procesos vitales del cuerpo.

Del mismo modo, un descanso adecuado es esencial para el bienestar psicológico y prepara a los pequeños para afrontar los desafíos físicos y emocionales del día a día.

Cuando practicamos deporte nos sentimos mejor no solo por fuera, sino por dentro. Lo comprobamos como adultos tras practicar ejercicio. Nos sentimos más animados, más optimistas, sentimos que somos capaces y podemos afrontar retos. Así nuestra autoestima y nuestra confianza se refuerzan.

Estos beneficios emocionales del deporte también los reciben los niños y adolescentes cuando hacen deporte y juegan en movimiento. Además, estas actividades se pueden practicar en grupo. De ser así, el niño está desarrollando sus habilidades sociales.

Animando a los niños a hacer ejercicio de forma regular desde edades tempranas contribuimos a la adquisición de hábitos saludables en su etapa adulta. Nunca olvides que los padres somos modelo a seguir. Nuestros hijos imitan nuestra forma de ser, nuestras actitudes ante la vida y, por supuesto, nuestros hábitos de alimentación.

Del mismo modo, fomentando el deporte ayudamos a prevenir el sobrepeso, la obesidad y posibles trastornos alimentarios. O, en el caso de que el niño o adolescente ya sufra exceso de kilos, con el ejercicio le ayudamos a volver a un peso saludable.